MARÍA ANTONIA ORÚS SACACIA. (Todos los derechos reservados).
SU FIRMA:
Mariano Sacacia Bés (aunque en la partida de nacimiento de María Antonia pone Mariano Sacacia Biel), labrador, de Villamayor y residente en la torre Hospitalico, fallecido de bronco-neumonía el 17 de Marzo de 1937; casado con Ignacia Pisa Corral, de Villamayor (Zaragoza) y residente en la Torre Hospitalico. Dejan 10 hijos llamados: Mercedes, Fernando, Carlos, Margarita, Ignacio, Paz, Ángeles, Matilde, Antonia y María.
- Bisabuelos por línea paterna:
Bienvenido Orús Bolea, natural de Leciñena, de profesión pastor, casado con Esperanza Giménez Letosa, también de Leciñena. Gregorio Seral Berges, de Leciñena, casado con María Serrano Murillo también de Leciñena.
- Abuelos por línea paterna:
Manuel Orús Giménez, natural de Leciñena y vecino de Zuera, de profesión pastor; casado con María Seral Serrano, natural también de Leciñena.
- Padres:
Andrés Orús Seral, nacido a las 10 de la mañana en la calle Solano Alto de Leciñena el 18 de Abril de 1912, y residente en calle Los Fueros 3 de Villanueva de Gállego, dedicado al campo y fallecido de parada cardiaca por bronquitis crónica el 16 de Mayo de 1984; casado con María Sacacia Pisa de Villanueva de Gállego, de profesión sus labores, nacida el 9 de abril de 1914 (registrada por su padre el 11de abril) y fallecida el 4 de Agosto de 2007. Ambos residentes en Villanueva de Gállego.
MARÍA ANTONIA ORÚS SACACIA. La excelente pintora Villanovense, nace el día 10 de Marzo de 1949 (a las 5 de la mañana), en la Clínica del doctor Roncalés Cativiela, sita en la calle La Paz nº 5 de Zaragoza. (La inscribe dos días después su tía Ángeles Sacacia Pisa, domiciliada en el nº 7 de la misma calle La Paz). Fallece de Insuficiencia Renal Aguda- Leucemia, en su domicilio de calle los Fueros nº 5 (hoy Antonio Aguirán nº 9) a las 4 de la tarde del día 27 de Marzo de 1990 (41 años). Casada con Julio Senent Marsal, de cuyo matrimonio nacen Julio-Antonio y Diana.
LA MARÍA ANTONIA MÁS PERSONAL:
María Antonia vino a nacer en una familia de agricultores residentes en Villanueva de Gállego, pueblo situado a escasos 12 Km de Zaragoza. Su padre, Andrés Orús Seral, natural del cercano pueblo de Leciñena, nació el 18 de octubre de 1912. Por esas fechas, España desaparecidas sus últimas colonias americanas en una inútil guerra, perdida de antemano, contra una potencia emergente. Nuevamente se encontraba involucrada en una aventura colonial en el norte de África, impulsada por las potencias europeas y la codicia de la oligarquía nacional, que esperaba obtener pingues beneficios con la explotación mineral de las montañas marroquíes. Aventura colonial que llenaría de luto a numerosas familias humildes del país.
Andrés, primogénito de un pastor viudo con varios vástagos, se quedó huérfano de madre siendo aún un niño, circunstancia que le obligó a buscar trabajo, yendo a encontrarlo como peón en las tierras de la conocida como Torre Hospitalico, situada en el término municipal de Villanueva de Gállego. Finca administrada por Mariano Sacacia Bés, su futuro suegro. María Sacacia Pisa, hija menor de una numerosa familia acomodada de agricultores y madre de nuestra pintora, venía al mundo en 1914, año funesto para Europa y el mundo.
Pronto ambos progenitores, ante la mirada sebera de D. Mariano y la señora Ignacia establecieron ciertas simpatías, que la cruenta guerra civil distanció durante los años de contienda. Andrés, buen conocedor de las caballerías, fue enrolado en el cuerpo de artillería del bando nacional. No por gusto, sino porque el general Cabanellas, capitán general de Aragón, decidiera traicionar a la republica uniéndose al bando sublevado. Terminada la refriega bélica, como el resto de reclutas pertenecientes a las quintas de la guerra y algunas posteriores, tuvo que soportar un servicio militar de varios años. Una vez licenciado intensificó las relaciones nunca perdidas con la joven María Sacacia. Sonando pronto las campanas a boda en la iglesia de Villanueva.
Andrés y María mayores, para lo normal por aquellos días, concibieron a su querida y deseada hija María Antonia, que nació en una clínica de la calle La Paz de Zaragoza, donde la futura madre primeriza fue ingresada, por tratarse de un parto de riesgo, debido a los 35 años de María.
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Posando junto a un carro de labranza. |
La infancia de nuestra pintora transcurrió feliz en el pueblo donde su padre trabaja en el campo, mientras María Sacacia se encargaba de la niña, las labores en la casa, y de la crianza y comercialización de aves de corral y conejos, con que sacar unos pocos cuartos que aliviaran la economía familiar, además de alimentar uno o dos cerdos, cada año, para el consumo particular. Tampoco faltaba nunca un pequeño huerto en su corral, con el que surtir a la familia de verduras frescas. Los animales de granja se convirtieron en los mejores juguetes de la hija de la familia a los que ayudaba a cuidar y alimentar con mucho cariño, ocasionándole un gran disgusto al ser sacrificados para llenar la cazuela.
María Antonia conocía sus primeras letras en la escuela rural de Villanueva, pronto la maestra se percató de su facilidad para mezclar colores y trazar líneas. Descubrimiento que la incitó a animar a sus padres a ayudar a desarrollar ese don en la niña. A partir de ese momento la casa familiar se llenó de ceras, lapiceros de colores y papel, con los que la pequeña Mª Antonia pasaba horas y horas entretenidas. Viendo la maestra que las habilidades de su alumna, relacionadas con la pintura y el dibujo, superaban lo que ella era capaz de enseñarla, recomendó su matriculación en el estudio de pintura de D. Jesús Rabadán.
Vencidas las iniciales reticencias de Andrés, que no intuía un futuro para su querida María Antonia en el dominio del arte de Velázquez y Goya, por las razones más juiciosa de su mujer, una jovencita Mª Antonia se trasladaba a Zaragoza a la tierna edad de 15 años, para mejorar sus técnicas pictóricas en el estudio de D, Jesús. Posteriormente se matricularía en la Escuela de Artes y oficios de la capital aragonesa, tras convencer nuestra pintora a sus progenitores, con el sencillo razonamiento de disponer de un título oficial con el que ganarse la vida.
En 1965, llevando poco más de un año en la capital maña, una de sus obras, presentada al VIII Certamen de Arte promovido por la Delegación Provincial de Zaragoza obtenía del jurado la medalla de bronce. Este no fue, durante su periodo de formación, el único reconocimiento que recibió su pintura, pues en 1969 en dos ocasiones recibió premios: medalla de plata en el Certamen de Arte en Calella (Barcelona) y medalla de bronce en la VII exposición franco-española de Burdeos. En 1970 recibía la medalla de plata en el Certamen de Pintura ciudad de Segovia.
Retomando nuestra historia, hago notar; que su deseo de progresar en el conocimiento pictórico le llevó a anhelar entrar en la escuela de la Escuela Superior de Bellas Artes San Jorge de Barcelona, ciudad donde tenía algunos familiares, escuela a la que rendiría honor en los primeros años de los ochenta con su cuadro titulado San Jorge.
Para matricularse en los estudios de Bellas Artes era necesario aprobar las pruebas de ascenso, para lo que se consideraba suficientemente preparada. Pero éste no era el mayor impedimento, pues debía obtener el permiso de sus padres, si quería trasladarse a estudiar a la ciudad Condal. Nuevamente aparecieron las reticencias paternas propias del humilde labrador que era, a las se unía el conseguir los recursos económicos necesarios con los que mantener a su querida hija en la capital catalana. También la madre, mujer que, hasta entonces, lo más lejos que había estado del pueblo era Zaragoza, quitando el viaje de novios realizado a Valencia, le costaba alejarse de su tesoro, pareciéndole que Barcelona se encontraba al otro lado del globo terráqueo. El amor paternofilial y el tesón de Mª Antonia, finalmente, consiguió vencer todas las dificultades.
Mª Antonia contaba dieciocho años cuando pisaba por primera vez las aulas de la Escuela de San Jorge, donde pronto destacaría por su buen hacer en los estudios y don de gentes. Mostrándose éste en su elección como reina de las fiestas de Paso del Ecuador de su promoción. Los ratos libres que le dejaba el estudio los dedicaba a visitar museos, en donde pasaba muchas horas asimilando las obras de afamados pintores, desmenuzando su técnica que absorbía como una esponja. En alguna ocasión comentó: que ella no veía cuadros los leía, descomponiéndolos en las diferentes pinceladas y tonos de colores.
No satisfecha con el programa oficial académico empleaba los veranos para realizar diversas actividades. El del 1969 lo pasó en San Cugat del Vallés realizando el Cursillo de Procedimientos Pictóricos impartido por la Escuela Mural Contemporánea, dependiente del Instituto internacional de Cultura Románica. Al año siguiente volvió a San Cugat del Vallés, esta vez becada por la Escuela de San Jorge, para realizar un cursillo de Procedimientos Pictóricos, en ese mismo verano fue también becada en la residencia de Pintores de Segovia. En 1971, tras aprobar las asignaturas con excelentes notas se diplomaba en Bellas Artes por la Escuela superior de San Jorge. Poniendo con ello fin a su etapa de aprendizaje académico.
Con 22 años y su flamante título, tuvo la necesidad buscar la manera de ganarse la vida, en los años 70 era imposible que una joven pintora subsistiera solamente de su arte. La entrada en la vida laboral la hizo de manos de una empresa de diseño gráfico, sin romper el cordón umbilical con la pintura. En este periodo presentó obras a múltiples premios y bienales, como se puede leer en su historial, que tras ser seleccionadas eran mostradas al público, y buscó tiempo para impartir clases de pintura en una de las fundaciones de la Caja de la Inmaculada, al tiempo que realizaba varias exposiciones individuales. Las críticas, la comparaban en sus veladuras y tonos marrones con el inmortal Goya, lo que le animó a continuar pintando.
Las obras de ese periodo son en su mayoría de pequeño formato por falta de recursos y tiempo para abordar obras de mayor envergadura. Aunque en menor cantidad no faltaron las de dimensiones apreciables como: algunos bodegones, Señora escondida tras la tapia, Tristeza, Peregrinación, Camino de la Iglesia, etc.
En la casa paterna sobre el gallinero, lugar donde María Sacacia recogía sus aves de corral, fue construido un amplio estudio, en él, Mª Antonia pintaba los fines de semana y en vacaciones. El resto de los días se recogía en el piso que tenía alquilado una de sus tías en la Plaza de San Miguel de Zaragoza. En 1976, dejó la empresa en que trabajaba, para ocupar la plaza de Jefe de Taller de Expresión Plástica del Sanatorio Psiquiátrico de Muestra Señora del Pilar de Zaragoza, en cuyas dependencias pintó algunos murales, también lo hizo en el local donde se reunía con sus amigos de Villanueva. Trabajó en el psiquiátrico hasta 1982, meses antes de dar a luz a su primer hijo Julio Antonio el 22 de agosto de 1983.
Todo lo relatado hasta este punto son los recuerdos guardados en mi memoria de lo que Mª Antonia me relató en alguna ocasión. A partir de este párrafo me dispongo a relatar mis vivencias, filtradas por mi cariño y admiración por ella, por lo que aviso quizás estén algo distorsionadas.
Llegaba a Zaragoza en octubre de 1977 por segunda vez, tras haberla abandonado siendo un niño de apenas un año y medio, la anterior hacía más de una década fue una visita esporádica con mis padres y una de mis hermanas, de camino a un pueblo de la costa catalana. Fue para el invierno de 1977-1978 cuando conocí a Mª Antonia. La navidad de ese año, que pase en Madrid con mi familia, y el traslado a Espinosa de los Monteros nos separó a los pocos días de conocernos. Una tormenta de nieve, que hizo imposible llegar al repetidor donde trabajaba, me devolvió a Villanueva durante unas semanas. Restableciendo e intensificando mi relación con nuestra pintora. Quien pasaría parte del verano de 1978 pintando los paisajes burgaleses de Espinosa de los Monteros Reales en formatos de pequeño tamaño. Dejándome maravillado mientras la observaba su facilidad en mezclar colores que posteriormente tomarían forma en pequeñas obras de arte por su tamaño, pero grandes en su ejecución. Por esos días, aprovechando un fin de semana, que yo no trabaja, nos desplazamos a Pontevedra, donde se exponía una de sus obras titulada Burbujas, de clara influencia goyesca, seleccionada para la bienal de ese año.
La exposición a pesar de mis reticencias iniciales quedó perfecta, en las obras expuestas predominaba las veladuras y los colores oscuros típicos de su paleta. La única pega que le pude poner fue que los bordes de algunos marcos estaban manchados de óleo.
En los meses finales de 1979 colaboré en el montaje del estudio de la Plaza San Miguel, donde comenzó Mª Antonia a impartir clases de pintura por las tardes. El 2 de enero de 1980 nos casábamos en la iglesia de Villanueva de Gállego. Un par de días después estábamos camino de Andorra la Vella pasando por La Seo de Urgel. Días más tarde se reincorporaba al trabajo en el psiquiátrico y reanudaba las clases en su estudio.
El verano de 1980, aprovechando una exposición en Fuengirola (Málaga), pusimos rumbo a la provincia andaluza recorriendo sus vellos pueblos, cargados con los bártulos de pintura. Durante el viaje, nos paramos de vez en cuando, para hacer bocetos de sus calles y paisajes. En uno de esos recorridos nos dirigimos a Ronda, lugar en el que nuestra pintora sufrió un golpe de calor, privándola de disfrutar de sus exuberantes paisajes.
Los años que siguieron fueron de una gran actividad pictórica realizando varias exposiciones en diferentes ciudades: Zaragoza, Madrid, Jaca, La Orotava...
De éstas, quiero destacar la dedicada a Aragón y a sus gentes en cuyas obras plasmó, según mi opinión, su admiración y cariño por los oficios olvidados, como ese zapatero remendón que ensimismado en su trabajo no ve como la vida pasa al otro lado del escaparate o ese abuelo que obligado a abandonar su pueblo, donde había residido toda su vida, posiblemente trabajando en el campo, descansa sobre una maleta de catón sosteniendo un ato anudado al bastón, viéndose al fondo entre brumas los edificios de una ciudad, no quisiera olvidar mencionar a al vendedor Alcarreño que llevaba invierno y verano su empresa a cuestas.
Junto a estos mostraba a las gentes humildes de los pueblos, casi siempre mujeres, ejecutando distintos trabajos o en diferentes actitudes, contando en cada uno de los cuadros una historia.
Señora leyendo.
Tras el nacimiento de nuestros dos hijos y el traslado a Menorca, durante unos años dejó de exponer, pero no de pintar en ratos libres. Utilizando el mejor estudio posible, la propia naturaleza.
En los años que residimos en Menorca, normalmente, por las tardes, mientras Julio y Diana estaban en el colegio, cogíamos los bártulos de pintar y deambulábamos por la isla, parando mi vieja furgoneta donde Mª Antonia me indicaba, lugar en que, en apenas hora y media, pintaba un cuadro, plasmando maravillosamente la luz y los colores de la isla mediterránea. Cada día me asombraba más la facilidad con que mezclaba los colores en la paleta para a continuación con pincelada segura plasmarlos en el lienzo, mientras, con los ojos entornados observaba concentrada el paisaje. Avanzando pincelada a pincelada la futura obra de arte, como lo hace el rayo de electrones sobre el tubo del televisor, sin retocar la pincelada dada. La tarde de los martes la pasábamos en la huerta, típicamente menorquina, de un compañero del trabajo, donde tras tomar el café y mientras charlaba con Tadeo y Eulalia, Mª Antonia pintaba un rincón del huerto con la misma seguridad y maestría de cualquier otra tarde. Los fines de semana las pasábamos explorando la isla, al tiempo que yo cansaba a los niños, ella sentada tranquilamente pintaba. Fruto de aquellas tardes menorquinas surgió una cuantiosa obra llena de luz y color. A partir de 1987 volvió a realizar exposiciones tanto en la isla como diversas ciudades de la península. Alabando las criticas la nueva paleta de colores con la que reproducía la luz mediterránea. En el verano de 1989, una de sus obras recibía el primer premio de XII Bienal de Ciudadela (Menorca).
Encontrándose en un momento artístico álgido achacable a un continuado estudio y a su dominio de la técnica, tras años de continuo trabajo gracias a los que consiguió desmenuzar los entresijos del color y la luz. Una cruel y rápida enfermedad nos la arrebató, privando a mis hijos de una madre, tan necesaria a su corta edad, y al mundo de su arte, quedando, en el limbo aquellas obras que pudieron haber sido las cuales nunca verán la luz.
Vendedora de manzanas.
"Mi más sincero agradecimiento a Julio Senent Marsal".
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FOTOS DE MARÍA ANTONIA:
ESTUDIOS:
1964: Preparación para Bellas Artes. Estudio de D. Jesús Rabadán y Escuela de Artes y Oficios de Zaragoza.
1966: Pasa a la Escuela Superior de Bellas Artes de San Jorge, en Barcelona.
1969: Cursillo de procedimientos pictóricos en la Escuela Mural Contemporánea de San Cugat del Vallés. Instituto Internacional de Cultura Románica.
1970: Becada por la Escuela Superior de San Jorge para el Cursillo de Procedimientos Pictóricos, Escuela de San Cugat del Vallés. Beca de Paisaje en la Escuela Superior de Bellas Artes, en la Residencia de Pintores de Segovia.
1971: Termina Bellas Artes, diplomada en Pintura, Escuela Superior de San Jorge (Barcelona).
1976-82: Jefe de Taller de Expresión Plástica del Sanatorio Psiquiátrico Nuestra Señora del Pilar, Zaragoza.
1976-86: Profesora de Estudio Particular (Estudio Orús), Zaragoza.
EXPOSICIONES INDIVIDUALES:
1974: Sala Calibo, Zaragoza.
1975: Sala Caja de Ahorros de Asturias, Avilés.
1977: Exposición Galería Passagaci, Sala Venecia, Madrid. Sala Caja de Ahorros de la Inmaculada, Zaragoza.
1978: Galería de Arte Goya, Sala Pradilla, Zaragoza.
1979: Galería S´art, Huesca.
1980: Galería Goya, Zaragoza.
1981: Asociación Cultural Pablo Gargallo, Zaragoza. Caja Fuengirola, Málaga. Galería de Arte Eureka, Madrid.
1982: Galería de Arte Goya, Zaragoza. Palacio de Exposiciones y Congresos de Jaca (Huesca). Liceo Taoro, Villa de Orotava, Tenerife.
1983: Galería S´art, Huesca. Galería Leonardo, Zaragoza.
1987: Sanostra Villa Carlos, Menorca.
1988: Sala Cultural Ayuntamiento de Villa Carlos, Menorca. Ayuntamiento de Villanueva de Gállego, Zaragoza. Galería Goya, Zaragoza.
1989: Sala Ateneo de Mahón, Menorca. Centro Cultural Dr. Madrazo, Santander.
1990: Galería S´art, Huesca.
EXPOSICIONES COLECTIVAS:
1965: VIII Certamen Juvenil de Arte de Zaragoza.
1968: Exposición de Alumnos Escuela San Jorge (Barcelona). Exposición de Alumnos de San Jorge Casa de Cultura, Teruel.
1969: Exposición de Alumnos de San Jorge, Morella (Castellón). VII Exposición Franco-Española, Burdeos (Francia).
1972: X Exposición Franco-Española, Burdeos (Francia). Exposición de Arte Nacional, Zaragoza.
1974: Concurso Regional Extremadura, Zaragoza. Concurso Nacional "Navarrete el Mudo", Logroño. I Bienal Ciudad de Huesca.
1976: Exposición Pintura Aragonesa, Palacio de La Lonja, Zaragoza.
1977: Exposición Premio San Jorge, Institución Fernando el Católico, Zaragoza.
1978: Exposición Pintura Aragonesa, Palacio de La Lonja, Zaragoza. III Bienal de Arte, Pontevedra.
1979: Exposición Villa de Madrid. Exposición Bodegas Bordejé, Ainzón (Zaragoza).
1981: Subasta de Restauración Casa Goya. Escuela de Artes y Oficios, Zaragoza. Subasta Geriatría, Galería Jalón, Zaragoza. Premio Dibujo. Penagos Mapfre Vida, Madrid.
1982: Premio Dibujo Festivales de Goya, Zaragoza. V Bienal de la Ciudad de Huesca.
1983: Exposición Pintores Aragoneses patrocinada por la Diputación (Premio Goya), Zaragoza.. Subasta Geriatría . Galería Jalón, Zaragoza.
1985: Exposición Pintores Aragoneses, Feria de Muestras, Zaragoza. Subasta Geriatría, Galería Jalón, Zaragoza.
1989: XII Bienal Ciudadela, Menorca.
PREMIOS:
1965 - Medalla de Bronce y Diploma de la Delegación Provincial de Zaragoza en el VIII Certamen de Arte.
1969 - Medalla de Plata Certamen de Arte, Calella (Barcelona). Diploma y Medalla de Bronce en la VII Exposición Franco-Española de Burdeos.
1970 - Medalla de Plata Ciudad de Segovia.
1974 - II Premio Regional de Extremadura y Zaragoza.
1982 - V Bienal de Huesca, Diploma de Selección.
1989 - I Premio de la XII Bienal de Ciudadela, Menorca.
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ESTUDIO DE PINTURA:
Tuvo su propio Estudio de Pintura en la Plaza San Miguel nº 5, piso 1º de Zaragoza.
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COLECCIONES PRIVADAS:
Escuela de Bellas Artes, Barcelona. Galería Passagaci, Madrid. Avilés. Huesca. Zaragoza. Pintura Mural Técnicas al Fresco. Instituto de Cultura Románica, San Cugat del Vallés (Barcelona). Burdeos. Galería Goya. Burgos. Pintura Mural Técnica Acrílicos. Sanatorio Siquiátrico Nuestra Señora del Pilar, Zaragoza. Liceo Taoro, Tenerife y otras entidades.
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BIBLIOGRAFÍA:
Diccionario Antológico de Artistas Aragoneses, 1947-1978. Institución Fernando el Católico. Diputación Provincial de Zaragoza. Pág. 301 y 302.
Orús Sacacia, María Antonia. (Pintura). Nace en Zaragoza el 10 de marzo de 1949. Estudios iniciales con Rabadán, y posteriormente en la Escuela de Artes y Oficios de Zaragoza, pasando en el 66 a la Escuela Superior de BB. AA. de San Jorge, Barcelona; donde obtiene la titulación correspondiente. Cursos de ampliación de procedimientos en la Escuela de San Cugat del Vallés, el segundo como becaria y beca de paisaje en 1970, para la Residencia de Pintores de Segovia.
La experiencia de la Escuela, con la beca de paisaje obtenida, son quizá determinantes de que la primera producción creativa de Mª Antonia Orús se desenvuelva dentro del tema paisaje, en el que las probables influencias de la escuela catalana se decantan, gracias a la sensibilidad de la autora, en unas gamas muy claras y ágiles de pincelada, dentro de una clave muy lírica, aplicadas también a sus interiores y bodegones. Pero ya en su primera exposición, 1974, aparecieron los primeros ensayos, hechos principalmente con ceras de lo que constituiría su mundo creativo posterior. Era la búsqueda de un tratamiento de la figura, envuelta en amplios e intemporales ropajes, a lo que la entonación cálida, en ocres y sienas, daba un cierto aire museal, que se incrementaría posteriormente por el tratamiento cuidadoso de las calidades y por el parentesco argumental con los temas populares goyescos, debido en concreto a un interés conmovido por los personajes olvidados del campo y de la ciudad en sus momentos tristes y solitarios, y por los mismos ambientes, tomados en sus aspectos melancólicos y dentro de un lirismo de pronta comunicabilidad con el espectador.
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Nota de crítica de Eulalia Sánchez Latorre (Profesor de Bellas Artes):
Sensibilidad, dedicación, amor, ilusión, confianza, obra hecha y prometedora de nuevos afanes, al mirar nos sugiere algo más que no está en el lienzo, que está en nosotros mismos, nos hace ser un poco creadores también. Nos sentimos dentro de su obra recorriendo paisajes y almas, alma de esa figura medio insinuada, todo está como sin atreverse a estar, nunca he visto un peso tan grande y al mismo tiempo tan leve como las composiciones de Antonia Orús.
Otras también buenísimas de:
María Viar, crítico de Arte del Diario Amanecer. Gregorio A. crítico de Arte de Radio Teruel. Pepe Galiana, crítico de Arte del Diario La Voz de Avilés. Ángel Azpeitia, crítico de Arte del Periódico Heraldo de Aragón. Esaín, crítico de Arte del Diario Amanecer. Ruperto, del Periódico Nueva España de Huesca.
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Diario del Alto Aragón, Domingo 5 de Febrero de 2012. IGUAL DÁ Número 160. HOY: GRANDES MUJERES.
María Antonia Orús Sacacia nació el 10 de marzo de 1949 en la clínica del Roncalés, Zaragoza. Desde muy joven empezó a destacar en pintura. Así, cuando terminó sus estudios de pintura en la Escuela de Bellas Artes de Zaragoza, se trasladó a Barcelona, donde se diplomó en la Escuela Superior de San Jorge.
Ciudades españolas y francesas como Barcelona, Teruel, Morella, Burdeos, Huesca, Zaragoza, Madrid, ... fueron testigos de sus obras al realizar expesiciones en ellas en los años 70.
Tuvo una participación activa en Villanueva de Gállego durante la transición al preparar papeletas para el Referéndum de 1976.
Sobre 1980 creó su propia academia y contrajo matrimonio con Julio Senent Marsal, ingeniero de Telecomunicaciones. Poco después nacieron Julio y Diana, que también han hecho sus pinitos en el arte. Por motivos laborales de su pareja se trasladaron a Menorca hasta 1989. En este año su marido fue trasladado a Huesca.
Su vida empezaba a encarrilarse cuando en 1990, a los 41 años de edad por una rápida enfermedad murió.
En cuanto a su obra, sería difícil tanto cuantificarla como hablar de la calidad de la misma. Su obra engancha a quien la mira, su pintura sugiere vida incluso más allá de lo que el propio ojo puede ver y a la vez, una tremenda serenidad y quietud.
ASC. ASPERGER Y TGDS DE ARAGÓN.
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UN PEQUEÑO MUESTREO DE SU PINTURA:
Retrato época estudiante.
Bodegón época estudiante.
Vaya artículo que has puesto. ¡ Enhorabuena! Mucha labor de investigación.
ResponderEliminarMe gusta mucho.
GENIAL NARRACION Y ESCELENTE CURRO
ResponderEliminarQué completa semblanza de Ma. Antonia. Excelente trabajo.
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